En Noruega existen muchas carreteras que son patrimonio de la humanidad por la UNESCO (la más famosa la carretera del Atlantico), lo cual invita a coger el coche y hacer las rutas a tu manera, la que hicimos nosotros fue de Oslo a Bergen por una carretera que se llama la “carretera de la aventura”, la distancia a recorrer son casi 500 km, y la jornada todo un día pero merece la pena.
Primero recomiendo dos cosillas en Oslo, su casco antiguo y más comercial, con el Palacio Real y el cambio de la guardia, y el parque Vigeland, una zona verde llena de estatuas y muy concurrido.
Una vez que te lanzas a la carretera, te encuentras desde poblados pequeñitos, bosques, lagos, cascadas, puertos de montaña con nieve en pleno julio, fiordos que tienes que cruzar en ferry, túneles que pasan por debajo del mar, algunos con distancias de 10km (el más largo que atravesamos eran 25 Km), puentes colgantes, iglesias de madera con sus cementerios en sus jardines y zonas con peligro de encontrarte con algún trol (por cierto se llegan a ver), en fin es una carretera que si te lo propones tienes que ir parando a cada momento pues es precioso todo lo que se ve, hasta el tiempo te puede variar en un mismo día muchas veces.
Una vez en Bergen, no se puede dejar de visitar su puerto pesquero, muy antiguo con casas de madera de varios siglos atrás y el más grande de Noruega, aunque su encanto radica en sus casas de madera apoyadas unas en otras y en su mercado, en el cual puedes degustar marisco, ballena, cangrejo real, reno, frutas silvestre y un montón de productos típicos del lugar. Bergen fue capital de Noruega y fue destruida por un incendio, es una de las ciudades con más historia de toda Noruega.
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